domingo, 28 de diciembre de 2014

¿Cómo planear las vacaciones de verano?

Diciembre, todo nuestro ser se exalta a la espera del nacimiento del niño Jesús y se despierta el espíritu navideño, proclamamos la paz y el amor, empezamos los preparativos para la noche buena, que implican la limpieza integral de la casa, el armado del nacimiento y el árbol de navidad, la elección de la cena navideña y la compra de los regalos para grandes y pequeños... Los pequeños, el colegio, la clausura, las libretas de notas, los exámenes finales, los trabajos pendientes, las vacaciones útiles (o inútiles, el punto es que estén ocupados).
 
El año escolar va terminando y el espíritu navideño aún no habita tranquilamente dentro de nosotros, es momento de un último esfuerzo para lograr que nuestros pequeños obtengan el mejor aprovechamiento educativo y empezar a planificar las actividades para las vacaciones de verano.
 

Según Mansilla, el niño es un ser humano en desarrollo (1990), que requiere del concurso social además del familiar para lograr su madurez de acuerdo a su potencial y que es otro de los actores sociales a ser considerado en toda propuesta de desarrollo de nuestros países (1992). Por tanto, en la  planificación de las actividades vacacionales debemos de considerar las opiniones y propuestas de nuestros hijos.
 
La OPS (1993) considera el desarrollo como un proceso dinámico de organización sucesiva de funciones biológicas, psicológicas y sociales en compleja interacción, cuyas constelaciones estructurales se modifican en un constante palpitar vital. Esto se traduce por un aumento de la autonomía del niño que va siendo progresivamente más independiente, a la vez que se incrementa la capacidad de comunicación con su familia y la sociedad. El desarrollo es el proceso por el cual los seres vivos logran mayor capacidad funcional de sus sistemas a través de los fenómenos de maduración, diferenciación e integración de funciones.
 
Según el Ministerio de Educación (2012), cuando hablamos del desarrollo infantil nos referimos al proceso por el cual los niños adquieren y especializan las capacidades y habilidades que necesitan para ejercer actitudes cada vez más autónomas y desenvolverse satisfactoriamente en su entorno. El nivel de desarrollo que alcancen va a depender de la herencia (carga genética) que trae el niño y de las oportunidades y posibilidades que su ambiente le brinde para desplegarse el potencial que traía consigo al nacer.
 
Los niños, nuestros hijos, tienen características y necesidades particulares que van a determinar su desarrollo integral, así como su aprovechamiento educativo. Para el éxito de todo proceso, o en la elaboración de un proyecto, el primer paso consiste en la evaluación y reconocimiento de fortalezas y debilidades. Según lo mencionado, tanto por Mansilla como por la OPS, el niño es un ser humano en desarrollo, cuyo proceso depende de sus características genéticas, personales, familiares, sociales y educativas, así como de las oportunidades de aprendizaje, implícito y no estructurado, que se les brinda para resolver problemas funcionales; por tanto el proceso de evaluación no está enfocado exclusivamente en el niño, sus habilidades, intereses o resultados, sino que incluye la dinámica familiar, los modelos sociofamiliares, el compromiso de los padres por un desarrollo y educación de calidad, adecuado e integral.
 
Los resultados educativos, sean exitosos o no, son de responsabilidad compartida entre los miembros de la llamada comunidad educativa (estudiante, docentes, padres de familia, etc.). Es en la entrega de informes finales y libretas, durante la clausura escolar, donde se debe poner especial interés a las recomendaciones de los docentes, ya que en este camino de aprendizajes siempre habrá un nuevo paso que dar o reforzar el paso antes de dar uno nuevo.
 
Una vez terminada la evaluación y el reconocimiento de fortalezas y debilidades, pasaremos al segundo paso que consiste en el reconocimiento de opotunidades y adversidades, lo cual no es otra cosa que juntar las opiniones y propuestas del niño y los padres para seleccionar las actividades para el verano que se ajusten a las necesidades encontradas en la evaluación del primer paso.
 
Recordemos que el niño debe desarrollarse de manera integral, así que no pretendamos que durante las vacaciones tengan una sobrecargada vida académica ni abandonarse a la libre decisión y accionar del niño. El aprendizaje no es exclusividad de un salón de clase, porque debemos desarrollar habilidades motrices, comunicativas, creativas, sociales, cognitivas y sensoriales que pueden adquirirse en actividades cotidianas de la vida diaria, por tanto, durante la elección de las actividades debemos dar variedad y estar muy atentos a la metodología empleada para el desarrollo de las mismas, porque la adquisición de aprendizajes dependen quizá más de la metodología que de la propia actividad.

Después de seguir estos pasos se encontrará con un panorama más claro sobre las actividades que deben realizar sus hijos y la manera como deben ser desarrolladas. Hay un dicho que dice que "la moda no incomoda", pero el desarrollo de los niños no depende de las actividades de moda en el lugar de moda sino que depende de la actividad diferenciada con la metodología adaptada a las necesidades de los niños.
 
 
Lic. Juan Miguel Lavado Pantoja.
Tecnólogo Médico en la Especialidad en Terapia Física y Rehabilitación.
Diplomado en Reeducación neuromotriz de la postura y del movimiento.
Diplomado en Psicomotricidad.
Especialización en el Método Halliwick.
Especialización en Estimulación Temprana.
 
 
 
Ejemplos de aprendizajes vivenciales y significativos, fotos obtenidas de: http://mercykarinafuentes.blogspot.com/ 


 

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